La obra de Antonio Zambrana se puede encuadrar dentro del estilo hiperrealista, pero este término conlleva en algunas ocasiones frialdad y estaticidad, lo cual está muy lejos de la realidad, ya que en sus cuadros recrea el calor del sentimiento humano, tanto si tiene a la figura como eje central como si se trata de naturaleza muerta o paisajes. Zambrana se caracteriza por tener un talante ante la vida y el arte de serenidad, rigor y entrega a los criterios que estima esenciales. Cada una de sus obras es el resultado de un largo proceso de investigación, que hunde sus raíces estéticas y sus fórmulas artísticas en la belleza y la expresión, buscadas y mantenidas en el terreno de la verdad. Milita Zambrana entre los intérpretes de la escuela sevillana, por la disciplina en sus cuidados dibujos, riqueza de su paleta y armonía de sus composiciones. Consigue adecuar lo tradicional de su lenguaje pictórico al sentir de nuestros días.
En la Casa de los Artistas, Zambrana aprende y desarrolla su particular técnica conocida como “la técnica de la vejiguilla”, que confiere a sus óleos sobre tabla la calidad, jugosidad, frescura y transparencia, que con el lienzo no se conseguiría.
La obra de Zambrana se caracteriza por un hiperrealismo, muy característico de la Escuela Sevillana, que hunde sus raíces en el pueblo y se nutre de sus personajes y sus costumbres.
Su temática es muy variada, destacando más el tema del desnudo femenino, que constituye uno de los retos más difíciles con el que se puede enfrentar un artista figurativo.
El artista cuenta que se contagió de la ilusión de la gente sevillana, de su entorno y de los deseos de un futuro mejor, lo que se refleja claramente en sus paisajes.
Antonio Zambrana © 2010 • Todos los derechos reservados